Un verano de ensueño IV.

Yaiza: A donde me llevas??? No me vas a dar ni una pequeña pista??

A él le encantaba ponerla nerviosa sin responder a ninguna de sus preguntas y a ella le excitaba el echo de no saber nada.

Didac: Estas preciosa. Y tranquilízate, que no te voy a comer.

En ese momento él la cogió de la mano y en todo el trayecto no se soltaron ni un instante.
A ella le emocionaba el simple echo de que él la rozara involuntariamente, así que tenerlo ahora cogido de la mano voluntariamente la estremecía todavía más.

Por fin llegaron al lugar, después de un inesperado viaje en metro y haber caminado durante un rato al lado del otro, ninguno podía creer lo precioso que era aquello. Los dos habían estado antes en aquel lugar pero siempre por separado y nunca coincidiendo, pero el estar ahora juntos allí les parecía aun más bonito.

Yaiza: No me digas que nos vamos a bañar???? Jo y yo sin mi bikini.
Didac: No, en realidad vamos allí. – Señalando a una pequeña agrupación de gente junto a una hoguera. – Son amigos míos, han preparado una pequeña fiesta. Y, bueno, pensé que estaría bien divertirnos un poco con mas gente y después pasear un rato por la playa. Que te parece????
Yaiza: Mmmmm.... no esta mal.
Didac: Vamos????
Yaiza: Vamos.

Llegaron junto al grupo de amigos de Didac y ella fue acogida por todos como si fuese una mas, si que es cierto que él intentaba que sus amigos no intimasen mucho con ella con el propósito de que en cualquier momento pudiesen marcharse a estar solos sin que nadie se diese cuenta.



Después de una tarde divertida junto a toda aquella gente, viéndoles hacer pequeñas peleas en la arena, jugando y riendo, el sol empezaba a ocultarse y Didac pensó que era el mejor momento para estirar las piernas y alejarse de tanto barullo.

Él se levanto y sin decirle nada a ella le tendió la mano. Ella se aferró a esa mano como si a un clavo ardiendo se tratara y juntos a la orilla del mar empezaron a caminar, sin rumbo fijo, sin que nadie les dijera nada, solo ellos. Ellos eran quienes dirigían ese rumbo y quienes decidían en que momento querrían pararse.

Después de un pequeño recorrido y de haber estado salpicándose el uno al otro con el agua, Didac decidió pararse justo enfrente de ella.

Didac: Sé que esto a sido inesperado pero necesitaba contarte algo que llevo tiempo queriéndote decir. – Y cogiendola de las dos manos, la miro y le dijo: - Llevo como 2 meses viéndote, por mi ventana, bajar a ese jardín y mientras tu lees esos libros yo me quedo observándote hasta que te vas. Aquel día, por fin, me atreví a sentarme a tu lado y no me arrepentiré nunca de haberlo hecho. Cada momento que hemos pasado juntos a sido especial y no quiero romper la buena amistad que hemos creado, pero si que me gustaría hacer que avancen tus sentimientos hacia mí igual que lo han hecho los míos.


Y sin decir nada mas, y sin dejar que ella pudiese decir nada, le puso una mano en la cadera y otra acariciando su dulce rostro y la beso. Un beso intenso y dulce. Ella se dejo llevar y comprendió que aquellos nervios que sentía mientras llenaba su habitación de ropa, eran por esto. La palabra “cita” que la llevaba atormentando durante toda la tarde le había convertido en un momento en la palabra “amor”, por que en ese momento se dio cuenta de que se había enamorado de él.

Continuara......

P.D.: Espero que os este gustando ya que cada dia sigo mas con el y no se cuando lo voy a parar.

Un besazo y SED BUEN@S.