A todas esas almas perdidas que han dejado de creer en la inmensidad del amor.



domingo, 25 de enero de 2009

Ruidos en la oscuridad.

Bésame.

Tu voz recorre mi mente a cada momento. Mi cuerpo se estremece al recordarte.
Me despierto en mitad de la noche sola en mi cama. No siento la presencia de nadie, pero un susurro de tu voz a echo que mi cuerpo, impulsado y asustado, se incorporase en la cama.

Miro el reloj que hay en la mesita de noche. Las tres de la mañana. Solo hace un par de horas que conseguí dormirme después de dar mil vueltas en la cama pensando en ti.
Vuelvo a recordar tu cuerpo frente al mío, arrinconándome contra la pared. Tus manos, una a cada lado de mi cabeza, se sostrivan en ella para no dejarme escapar. Tus ojos, oscuros y penetrantes, me miran sin desviar la mirada, directo a los míos. En cambio los míos se sienten indecisos por que cada vez que miro a tus ojos tu mirada me da miedo y me intimida, y no consigo desviar la mirada a otro lugar que no sean tus labios.
Dulce y carnosos labios, los cuales espero que abras para decir cualquier cosa ya que este silencio me mata. Pensando que en cualquier momento me darás una explicación, veo como tus labios se humedecen y se separan dispuesto a hablar.

Esperando a que tu voz dura me dirija unas palabras, lo único que consigo escuchar es un leve susurro que sale de lo mas profundo de tu ser susurrando esa dulce palabra:

Bésame.

Labios perfectos, labios unidos.


Un besazo y SED BUEN@S.

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