A todas esas almas perdidas que han dejado de creer en la inmensidad del amor.



viernes, 28 de agosto de 2009

Añoranza.

Recuerdo aquellas tardes tirados en la playa, viendo a la marea ir y venir.
Me encanta recordar la mejor tarde que pase. Después de muchos días encerrados en aquella casa, jugando a pelearnos entre beso y beso, decidimos que era hora de que nos diese un poco el aire y salimos a pasear.

Aun jugando por medio de las calles y escondiéndonos tras los coches aparcados, no se como, acabamos en la playa. Empezamos con pequeños empujones uno a otro, así hasta acabar tirados en el suelo. Me hiciste reír con aquellas cosas de lucha libre; Tu encima de mí, una pierna a cada lado de mi cadera, sujetando mis muñecas contra la arena mientras lentamente me hacías sufrir por un beso tuyo, y sin ni siquiera rozar mis labios te separaste de mí, me soltaste una mano y golpeando en la arena gritaste tu victoria.

Sentados, abrazándonos, amándonos, una puesta de sol nos alumbraba y en aquel preciso momento un pequeño barco acaparo nuestra atención. Haciendo que me recorriera un escalofrió, me dijiste al oído: “Imagina, algún día tu y yo en uno de esos. Como en las películas.”. Loca y apasionadamente te bese.

Ahora sentada en mi escritorio veo aquella tarde y aquel barco en la ventana y lo único que puedo imaginar es que el respaldo de mi silla eres tu.

Un besazo y SED BUEN@S.

3 comentarios:

galmar dijo...

me encanta el mar :)
hummm! la hora de comer! el deber...¿?!?¿¡¿?? jejeje... me llama!
bonitas historias :)

Unknown dijo...

El olor de mar siempre lleva recuerdos encima, como la sal que se te queda pegada en la piel. Pero a veces ciertos recuerdos son robados.

FLoR dijo...

La canción de Laura Paussini va como anillo al dedo de la entrada.