Sentada en un banco repite, una y otra vez, en su cabeza la discusión que tuvieron ayer. Tan solo habían pasado 12 horas desde el momento aquel que una gota caía en la palma de su mano a causa del llanto por las palabras de un ser querido.
Aquella tarde salió corriendo de aquella habitación en la que había vivido momentos únicos, para derrumbarse mientras la gente paseaba bajo la lluvia. Él no la dejo ni abrir la boca, dio sentencia a dos años magníficos junto a ella, tan solo, por pequeñas estupideces que habían en su cabeza.
Una gota de lluvia vuelve a posarse en la palma de su mano mientras recuerda y llora sola en aquel banco.
Lluvias de verano.
Un besazo y SED BUEN@S.
1 comentario:
Y la lluvia no era el mejor aliado para consolarla
Publicar un comentario