A todas esas almas perdidas que han dejado de creer en la inmensidad del amor.



jueves, 29 de abril de 2010

Un camino solitario que alcanzar.

Siento el frio de las olas tocando mis pies descalzos mientras van y vienen. Entre los dedos se cuela la arena, esa arena mojada que deja la marca de mi pie al dar otro paso.
Huella tras huella, paso tras paso, he ido haciendo camino. Un camino largo con alguna que otra piedra a la que esquivar y algún que otro gran impedimento que he tenido que derribar para llegar donde estoy.
Me alejo pocos metros de la orilla, me siento en esa arena fina junto a ese aire salado que se pega a tu piel y jamás te suelta. Ay retos que superar y objetivos que alcanzar, por eso se que en cualquier momento llegara el día en el que este en esa delgada línea que une o separa el mar y el cielo.

domingo, 18 de abril de 2010

Tumbados en la cama, el reloj toca las ocho, y yo junto a ti sin poder quitarte la mirada de encima. Pensé en despertarme temprano e irte a buscar y preparar el mejor desayuno que jamás hayas probado, pero tu serenidad a la hora de dormir me hipnotiza.
Los primeros rayos de sol arropan tu rostro como la fina sabana que arropa tu cuerpo. Y aquí sigo recordando, mientras te miro, la dulce y sensual noche que pasamos. Primero un pequeño saludo en aquel sitio donde apenas nos entendíamos, un suave paseo nos llevo hasta la orilla de la playa, y allí junto a las olas y a la luz de la luna, te bese. Un beso mágico, el beso que ha marcado un antes y un después en nuestras vidas.
Siento las mismas ansias de anoche de recogerte entre mis brazos, de acariciar tu dulce piel y saborear esos cálidos labios, pero no me atrevo al pensar que pueda alterar tu placido sueño.
El deseo me puede y mientras me acerco a esos labios rojizos pienso en no despertarte para poder realizar ese magnífico desayuno. Al fin poso mis labios sobre los tuyos y noto como tu calidez recorre con un escalofrió mi cuerpo mientras me devuelves el beso.
Una sonrisa aparece en tus labios sin todavía abrir los ojos, y con un suave beso en el brazo, mientras te das la vuelta, me despido de tu lado, princesa, para volver con dulces sabores.